El presente de River atraviesa uno de sus tramos más complejos del año. Sin triunfos recientes y con una alarmante sequía de gol desde aquella visita a Talleres, el equipo ingresa a los playoffs con dudas, desgaste y resultados que no acompañan. En medio de este panorama, Marcelo Gallardo tomó una decisión contundente: volver a apoyarse en la figura y el liderazgo de Enzo Pérez, un futbolista cuya jerarquía sigue siendo indispensable para un plantel que perdió rumbo en las últimas semanas.
El regreso del capitán en el empate frente a Vélez marcó un punto de inflexión. Nueve partidos y casi dos meses después, y cuando muchos creían que su ciclo en River tendría un final agridulce desde el banco de suplentes, Enzo Pérez reapareció con autoridad. Fue de lo más destacado en Liniers, aportando orden, claridad y esa experiencia que difícilmente otro jugador del plantel pueda igualar.
Antes del duelo en el José Amalfitani, el capitán fue claro y mantuvo la calma ante la polémica por su ausencia en el once inicial. “La explicación es fácil: hay otro compañero que el DT ve mejor que uno”, dijo con sinceridad. Además, aseguró que su relación con Gallardo sigue intacta y que entiende perfectamente las decisiones del entrenador, algo que habla tanto de su compromiso como de su profesionalismo.
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El rol de Enzo Pérez en los playoffs y la apuesta de Gallardo
Ese jugador al que hizo referencia es Juan Carlos Portillo, quien ante Vélez actuó como primer marcador central. Gallardo valora su presencia física, pero también sabe que la compañía de Enzo Pérez puede simplificarle tareas, especialmente en la salida limpia desde el fondo. Por eso, ante Racing, ambos podrían compartir titularidad para darle equilibrio a un equipo que lo necesita con urgencia.
En el tramo final de una carrera brillante, con dos Copas Libertadores, múltiples títulos locales, presencia mundialista y un pasado destacado en Europa, Enzo Pérez enfrenta la posibilidad de cerrar su historia en River dentro del campo y no observando desde afuera. Gallardo lo sabe y, por eso, lo rodeará con futbolistas que ayuden a cubrir las lógicas falencias físicas de un jugador que en tres meses cumplirá 40 años, pero cuya influencia sigue siendo enorme.
El tramo decisivo de la temporada lo encontrará como protagonista. Y en un River golpeado, su presencia vuelve a ser ese faro capaz de ordenar, liderar y sostener a un equipo que todavía busca reencontrarse con su mejor versión.
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